¿Tierras raras para todos?

Autora: Marina Forti
Traductor: Chúo


El nombre es intrigante: «tierras raras». Podrían convertirse en el objeto de nuevas guerras comerciales, y el tema es tan intenso que se pondrá en la mesa del G20 que comienza hoy en Seúl, en Corea del Sur. También porque a los 20 jefes de estado les llegó hace algunos días una carta firmada por las asociaciones industriales más grandes del mundo – desde los fabricantes de autos hasta aquellos electrónicos, las patronales europeas, la nipona y otros 33 grupos de todo el mundo –que lanzan un llamado: le solicitan al G20 que hagan del libre acceso a las tierras raras «una prioridad máxima».




Bonito nombre, pero ¿qué son las tierras raras? Es el nombre colectivo de 17 elementos químicos catalogados en la tabla periódica con nombres sugestivos como escandio, itrio, un grupo de lantánidos – El primero en ser descubierto, en 1878, fue el mineral negro llamado iterbio, después renombrado gadolinio. Tienen en común algunas propiedades geoquímicas - magnetismo, luminiscencia y otras. A pesar de sus nombres, estos elementos se encuentran en la corteza terrestre en concentraciones demasiado altas; sin embargo, la definición de tierras raras deriva del hecho de que por sus propiedades geoquímicas estos elementos raramente se encuentran concentrados en yacimientos minerales: y esto hace que extraerlos sea difícil y caro.

Existen depósitos en Brasil e India, explotados hasta los años '50 del siglo XX cuando Sudáfrica tomó la ventaja, a su vez superada por California entre los '60 y los '80 fue el mayor productor mundial. Hoy, todos ellos han sido superados por China, que produce el 97% de las tierras raras consumidas en el mundo, la mayor parte de los yacimientos en la Mongolia interior.

Debe decirse también que sólo recientemente se ha incrementado la demanda – también porque sólo recientemente estos elementos han encontrado aplicaciones tecnológicas tales para convertirse en una materia prima cotizada: altas tecnologías, superconductores, materiales luminiscentes usados en aplicaciones optoelectrónicas, fibras ópticas, o en tecnologías aplicadas a la defensa (visores nocturnos, ciertos tipos de radar). Y las posibles aplicaciones se multiplican: en su cartita al líder del G20, las asociaciones industriales resaltan que «los elementos de tierras raras son esenciales para las energías limpias, la locomoción, la refinación de petróleo, las industrias químicas y electrónicas de hoy y mañana ».

Con una creciente demanda, y un solo país (Cina) que controla prácticamente la totalidad de la producción, es claro que estamos hablando de una cuestión comercial y política. Basta que ese único productor decida contingentar la extracción o limitar la exportación, como de hecho ha sucedido, para hacerle pasar penurias a los mercados.

Hoy, China posee un tercio de las reservas conocidas de tierras raras en forma comercialmente explotable, y si tiene el monopolio de la producción es señal que ha tenido la previsión de «cultivar» la extracción (podemos estar seguros de que las empresas mineras del resto del mundo se encuentran ahora en la búsqueda desesperada de yacimientos alternativos). En 2008 China había extraído 120 mil toneladas de tierras raras; este año ha disminuido la cuota extraída, porque – explica - al ritmo actual sus reservas se agotarían en pocas décadas. Consecuentemente, este año la exportación ha menguado un 40% respecto al 2009. Y esto ha creado inevitablemente problemas de abastecimiento para los clientes, industrias de todo el mundo (Japón ha sido el primero en padecerlos). Es así que los industriales del mundo unidos se dirigen ahora al G20: quieren tierras raras para todos.


Fuente: Le Monde Diplomatique, edición francesa, noviembre de 2010
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Por cortesía de il manifesto
Fuente: http://www.ilmanifesto.it/archivi/terra-terra/nocache/1/pezzo/4cdc2287da6a3/
Fecha del artículo original: 11/11/2010

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