"El barón rampante", de Ítalo Calvino.
Traducido por Esther Benítez.
Comienza con el relato de un niño perteneciente a la nobleza italiana de los años 1760. Define cómo es sentarse a la mesa para comer y narra las costumbres de su familia, las cuales le cansan.
Fastidiado por la rigidez familiar, Cósimo decide escapar de casa y vivir entre los árboles a manera de rebelión. Ahí conoce a otros niños de su edad que se dedican a tomar la fruta de los árboles y mira sus actividades laborales en las haciendas cercanas. Adquiere gran destreza para moverse entre las ramas y no volver a tocar el suelo en largo tiempo, pero cuando tiene hambre recibe ayuda y alimentos de su hermano Biagio.
Tanto tiempo pasaba entre los árboles Cósimo, que aprendió las costumbres del campesinado al que veía trabajar
desde las ramas y escuchaba sus charlas. Comenzó a cazar animales para alimentarse sin necesidad de depender de otras personas, y con sus pieles cose pieles que usa para vestir. Cagaba sobre el torrente Merdanzo para no dañar jardines ajenos.
Se enamora de una niña que lideraba una pequeña banda de ladrones, conoce a un ladrón amante de la lectura, aprende idiomas, participa en la Revolución Francesa 🇫🇷, conoce a Voltaire, llega a España 🇪🇦, conoce el amor y el desamor.
Es una fantasía entretenida porque el autor maneja bien esa doble postura donde su personaje Cósimo conoce la realidad, al tiempo que se abstrae en la inmensidad de un mundo arbóreo. Cumple nuestros anhelos de la infancia sobre pasar tiempo en alguna "casa" en el árbol para alejarnos de la sociedad establecida.
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