Café
Jorge es un muchacho indígena que está a punto de titularse como Licenciado en Derecho. Lleva años estudiando y trata de motivar a sus familiares para que regularicen sus documentos y mejoren sus condiciones de vida a través del estudio y el trabajo.
Es una película hablada principalmente en náhuatl, el idioma de los aztecas, porque se filmó en una comunidad serrana del central estado de Puebla. Hay incrustaciones de español cuando hacen referencia a objetos que no eran conocidos por los pueblos originarios a la llegada de los españoles como credencial, escobetilla, acta, etc.
Las condiciones de precariedad y hacinamiento son constantes en la película porque se trata de una de las regiones más pobres de México. Se retratan los abusos contra los más desprotegidos: quienes tuvieron poco o nulo acceso a la educación, quienes son engañados en las casas de préstamo para quedar endeudados, etc.
La muerte del papá ha modificado las actividades de los demás familiares, que deben acostumbrarse a su ausencia para seguir trabajando y estudiando. Ahí se ven imágenes que todos los mexicanos hemos visto tantas veces en la vida: las tortillas de auténtico maíz hechas a mano e infladas por el calor emanado de comales, la separación de los granos de café cosechados y su posterior preparación, los rezos cuando alguien muere, el comercio de granos y animales en un mercado popular.
Once huevones aburguesados tras una pelota no me hacen sentir orgulloso de México, pero SÍ me emocionan personas como Jorge porque ayudan y son líderes en su comunidad.
Gracias al director mexicano Hatuey Viveros por retratar estas vivencias de una humilde familia poblana, desde el corazón de nuestro pueblo. Le asigno 4 palomitas de 5 posibles a este documental del 2014.
Es una película hablada principalmente en náhuatl, el idioma de los aztecas, porque se filmó en una comunidad serrana del central estado de Puebla. Hay incrustaciones de español cuando hacen referencia a objetos que no eran conocidos por los pueblos originarios a la llegada de los españoles como credencial, escobetilla, acta, etc.
Las condiciones de precariedad y hacinamiento son constantes en la película porque se trata de una de las regiones más pobres de México. Se retratan los abusos contra los más desprotegidos: quienes tuvieron poco o nulo acceso a la educación, quienes son engañados en las casas de préstamo para quedar endeudados, etc.
La muerte del papá ha modificado las actividades de los demás familiares, que deben acostumbrarse a su ausencia para seguir trabajando y estudiando. Ahí se ven imágenes que todos los mexicanos hemos visto tantas veces en la vida: las tortillas de auténtico maíz hechas a mano e infladas por el calor emanado de comales, la separación de los granos de café cosechados y su posterior preparación, los rezos cuando alguien muere, el comercio de granos y animales en un mercado popular.
Once huevones aburguesados tras una pelota no me hacen sentir orgulloso de México, pero SÍ me emocionan personas como Jorge porque ayudan y son líderes en su comunidad.
Gracias al director mexicano Hatuey Viveros por retratar estas vivencias de una humilde familia poblana, desde el corazón de nuestro pueblo. Le asigno 4 palomitas de 5 posibles a este documental del 2014.
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