Django Unchained - Django sin cadenas

La esclavitud impera en Estados Unidos a mediados del siglo XIX y el Dr. Schultz (Christof Waltz) es el encargado de capturar, vivos o muertos, a los esclavistas de la época. 

Con una gran habilidad para el habla y la pistola, Schultz libera a Django (Jamie Foxx) y lo convierte en su aliado. Ambos ganan: Schultz necesita mayor capacidad de fuego y Django quiere liberar a Broomhilda, su mujer.  La pareja es algo surreal para la época, pues no solía haber pistoleros negros ni una relación laboral tan plena entre blancos y negros como lo es la pareja Schultz-Django.

Es así como van eliminando esclavistas y ganando algo de dinero hasta que conocen al hacendado Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), dueño de la hacienda donde es explotada la mujer de Django. Tras una estrategia muy elaborada, Schultz y Django logran ser invitados a la hacienda para pactar la compra de un luchador pero, asesorado por un esclavo, Candie descubre una trampa. 

No podía ser de otra forma en una película de Quentin Tarantino, típicamente violentas y exageradas. Django es capturado...solo para liberarse después de manera increíble y regresar a la hacienda por Broomhilda. Django asesina a los peones de la hacienda al por mayor en un estilo que hace recordar aquellos churros cinematográficos de Rambo. Evidentemente hay un final feliz, pues Django y Broomhilda dinamitan la hacienda y se van a caballo.

Es una película entretenida, pero que cinematográficamente aporta poco. Está muy lejos de tener el nivel de profundidad que, también con la temática del esclavismo, maneja elegantemente Spielberg en Lincoln. El director detalla gráficamente algunos castigos aplicados a los negros en aquella época como latigazos, ser devorado por perros de caza y humillaciones de todo tipo.

Consecuentemente, le asigno 2 de 5 palomitas a esta nueva ocurrencia de Tarantino, filmada en 2012.


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